Instalados en el patio o balcón delantero de las casas de las mujeres que lideraron ollas comunes en poblaciones, han establecido “rincones tecnológicos” para fines educacionales y para que los adultos puedan ir a realizar trámites en otros horarios.
La lista de ingredientes de esta olla común tiene mucho más que solo legumbres, aceite, pimienta y sal. Contiene también preocupación por el prójimo, ayuda para superar la pobreza, ponerse en el lugar del otro y sobre todo, amor por los demás. “Hace un año empezamos a apoyar, a través de la Fundación Por Todas, con alimentación a mujeres que lideraban ollas comunes y que representaban el 90% de los comedores solidarios en Chile. Luego de 6 meses, llegamos a más de 14 comunas, con 33 ollas comunes en 2 regiones del país. Partimos entregando alimentación, pero al generar vínculos de confianza y conocer el liderazgo que tienen en sus barrios, decidimos pasar de la olla común al bienestar común, a través de un apoyo concreto a todas las mujeres que eran agentes de cambio positivo en sus poblaciones. Así surgió la necesidad de poder contar con un lugar seguro para estudiar, con computadores, conexión a internet e impresora. Y así fue como surgió el primer rincón tecnológico, en la Villa Primavera, de la Población El Castillo, en La Pintana, donde el 74% de las personas no cuentan con un computador en sus casas, más del 80% no tiene acceso a internet fijo y sólo 10 de las 350 familias estaba con trabajo en el momento que comenzó el rincón”, comenta Isidora Vicente Mendoza, alumni generación 2000 de Administración de Servicios UANDES, quien lidera esta iniciativa social.
Los rincones tecnológicos son micro centros gratuitos educativos, ubicados en el patio o balcón delantero de las casas de las mujeres que lideraron las ollas comunes durante el 2020, y cuentan con 4 computadores, impresora y conexión a internet para fines educacionales y en otros horarios, están disponibles para que los adultos puedan ir a realizar trámites y postular a beneficios estatales, entre otros. “Lo más importante es que estos rincones tecnológicos son administrados por mujeres que tienen habilidades para trabajar con niños, son resilientes, no tuvieron muchas oportunidades en su vida, pero creen firmemente que a través de la educación los niños saldrán adelante”, explica Isidora.
Estos rincones, más que un lugar con acceso a la tecnología, es un espacio donde cualquier niño que quiera estudiar lo pueda hacer, en un ambiente acogedor, que lo motive y además pueda conocer a otros pequeños con sus mismos intereses. “Hemos tenido muy buena acogida, ya que están ubicados en el corazón de su misma villa, con mujeres validadas por sus vecinos al haber sostenido las ollas comunes por tantos meses y porque hoy, uno de los grandes dolores de las madres y abuelas, es que los niños no pueden continuar sus estudios o abandonan el colegio. Además, nos hemos contactado con los colegios y hemos puesto a disposición este lugar para que los apoderados puedan ir a imprimir los materiales para continuar las clases”, detalla la alumni de Administración de Servicios UANDES.
En el verano hicieron reforzamiento escolar a 10 niños que repitieron durante el 2020 y otros 10 que pasaron de curso, pero que no tenían los conocimientos adecuados para su edad. Hoy, todos esos niños volvieron a clases y se les entregan colaciones diarias para poder asegurar al menos una alimentación al día. “Lamentablemente, la pandemia ha generado una mayor segregación territorial, lo que hace aumentar la brecha de desigualdad y es aquí donde tenemos que actuar para poder revertir las proyecciones de las cifras de deserción escolar”, afirma Isidora.
Para llevar adelante esta iniciativa, han contado con el apoyo de empresas, como la CPC, quienes aportaron con alimentación durante el 2020 y el 2021 financiaron dos rincones tecnológicos por un año, en la comuna de La Pintana. “Estamos muy agradecidos del generoso aporte y necesitamos que más empresas, family office y grupos económicos asuman este desafío y nos ayuden a que ningún niño se quede sin estudiar por falta de conexión a Internet”, agrega.
El siguiente paso que quieren dar es habilitar rincones tecnológicos en las mismas sedes o clubes sociales donde hoy funcionan ollas comunes, para que los niños puedan ir a hacer sus tareas y trabajos, con monitores pedagógicos que puedan realizar reforzamiento escolar en un espacio seguro y donde puedan recibir una alimentación adecuada.